Sms: Sigo muy soltera – (02)

Sms Sigo muy soltera Pdf o Epub – 02

Ficha

Título: Sms: Sigo Muy Soltera
Autores: Becca Devereux
Serie: II de SMS
Editorial: Books Factory
ASIN: B083RB1KR1
Fecha: 12 ene 2020
Tamaño: 0.76MB
Idiomas: Español
Literatura: Libros juveniles
Páginas: 256
Formato de la descarga: epub y pdf

 Sinopsis

Un día eres feliz, sientes que la vida es maravillosa y… Al siguiente.. ¡vuelves a estar soltera!

Max y yo estábamos hechos el uno para el otro, o eso pensaba hasta que me engañó de la peor manera. Entonces cortamos y yo decidí : si no te valora, no es para ti.

Ahora soy una mujer nueva, o eso me gusta creer. Y sigo trabajando con él porque soy lo suficiente madura para fingir en público que no lo detesto con toda mi alma. Pero cuando Jaime , mi primer amor, entra en escena… Se arma la tragedia. ¿Volveré a enamorarme de él? ¿O le daré una segunda oportunidad a Max?

Leer el primer capítulo:

Una mudanza con demasiados zapatos

—¿Cómo puedes tener tanta ropa? —se queja Malena.
Sospecho que empieza a arrepentirse de haberse ofrecido a ayudarme con la mudanza.
—Mira la parte positiva: ahora que vivimos juntas, podemos prestarnos la ropa.
—¿Y cómo se supone que voy a entrar en ella?

Uhm… buena pregunta. Malena es más alta, tiene más curvas y una delantera considerable.
—Por no hablar de tus zapatos… ¡tienes más de cien pares! —se queja.
—Marilyn Monroe dijo una vez: dale a una mujer los zapatos adecuados y conquistará el
mundo. Y yo me lo tomé al pie de la letra. Si no tengo suficientes zapatos, ¿cómo voy a dar con
los adecuados?

Malena pone los ojos en blanco y me deja por imposible. Carga la última caja en el maletero
de su coche y pone rumbo a su apartamento. Durante el breve trayecto, contengo el irrefrenable
deseo de contarle la verdad. Total, ¿para qué? Voy a durar muy poco en Anthony & James y es una
tontería que estropee nuestra amistad por un secretillo sin importancia.

Vale, ¡vale! Lo sé, debería decírselo. Pero se pondrá hecha una furia y me echará de casa. Y
soy incapaz de hacer una tercera mudanza en un mes. Además, no quiero perder a una amiga. Lo de
perder a un novio lo sobrellevo como puedo, pero esto sería el colmo. Solo necesito… más
tiempo. O un milagro, pero resulta que el todopoderoso no está por la labor últimamente. Así
que…

Menos mal que hay ascensor, porque hay demasiadas cajas y vive en un cuarto piso. El
apartamento de Malena está decorado con buen gusto, es luminoso y, a pesar de su carácter, muy
acogedor. Tiene fotos de su familia por todas partes porque en el fondo es una blanda, aunque trate
de fingir lo contrario. Estoy subiendo la tercera caja cuando me tropiezo con alguien en la entrada
del portal.

—Disculpe, le cedería el paso, pero esta caja pesa demasiado —le digo.
El extraño me quita la caja de las manos y respiro aliviada. Estoy a punto de darle las gracias
cuando veo quien es. Max, sin decir una palabra, se dirige con la caja hacia el ascensor. Luego
deja la caja dentro y camina hacia mí. Se me acelera la respiración cuando se acerca, pero
entonces sale por la puerta y va directo hacia el coche. Carga otra caja como si no pesara nada y
camina con resolución hacia el portal.
—¿Se puede saber qué haces?

—Ayudar con la mudanza —responde con naturalidad.
—No te he pedido ayuda.
—Lo sé —se detiene un segundo a mi lado para mirarme a los ojos—. Por eso estoy ayudando
a mi amiga Malena.
Pongo los ojos en blanco.
—Me estás ayudando a mí.

—¿Por qué iba a ayudar a mi ex?
—Porque la sigues queriendo —le digo, con el corazón a mil por hora.
—Si fuese así, sería un estúpido.
Se aleja de mí, entra en el ascensor y no me mira cuando las puertas se cierran. Tengo ganas de
meter un pie dentro y gritarle que, evidentemente, es un estúpido. No me engañas, Maximiliano.
Sigues coladito por mis huesos. Por eso estás aquí, para restregármelo por la cara y demostrarmelo que me estoy perdiendo.

No sé ni cómo sentirme. Voy hacia el coche y cargo con la última caja. ¿Cómo voy a olvidarlo
si me lo encuentro cada dos por tres? Un segundo, ¿quiero olvidarlo? He ahí la pregunta
definitiva. ¿Estoy dispuesta a renunciar a Max? Pienso en él y en su secretaria, juntitos trabajando.
Acaramelados en el bar. Siento que la bilis me recorre la garganta cuando salgo del ascensor. Qué
bonito por su parte, olvidarme con esa arpía que lleva unas mechas horribles.

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