Sinopsis
Descargar Un final feliz para Adriana de María José Avendaño
Después de su ruptura con el príncipe Henry, Adriana Mora decide rehacer su vida en París como administradora de los negocios de su amigo, el afamado coiffeur, Xavier.
Aunque vive en una ciudad que le encanta y tiene un trabajo que le gusta mucho, Adriana no se siente completa… aún sigue enamorada de Henry, aunque se lo niegue a ella misma.
Por su parte, Henry se entera de la cruel mentira con la que lograron separarlo de Adriana y decide hacer todo y más para obtener su perdón.
¿Ella aceptará sus disculpas o lo ignorará?
Por otra parte, Chelsy, la ex y actual novia del príncipe no se quedará de brazos cruzados y les hará la vida imposible a ambos
Leer el Primer Capítulo:
Usted empezó primero, señorita. Y deje que yo pague, por favor.
—¿Quién? —preguntó la Owen-Keller con escepticismo—. Si no tienes ni dónde caerte
muerto. —Agarró al chofer del antebrazo y lo alejó de la recepción.
—Tengo mis ahorros.
—Pero ni los ahorros de tu vida entera servirían para pagar una hora en este hotel.
—Como quiera, si no desea mi ayuda nos iremos a un hotel más barato, ¿qué le parece una
posada? —Él sabía que Chelsy jamás aceptaría eso.
—¡Qué horror! Está bien, si así lo prefieres, hazte cargo como puedas.
—Gracias. —El chofer volvió a recepción, ante la estupefacta mirada de la rubia extrajo una
AMEX dorada similar a la de ella (aunque con fondos) y realizó el check-in de la suite.
Chelsy no salió de su asombro.
—Puede cerrar la boca o de tanto tragar aire se resfriará. Vamos a la suite. —Siguió a un
botones que se hizo cargo de todo el equipaje.
—B-Byron —balbuceó Chelsy cuando entraron al ascensor junto al bell boy—. ¿Cómo te las
arreglas para tener una tarjeta tan valiosa?
El chofer sonrió con expresión indulgente.
—Señorita, usted sabe tan poco de mí, despreocúpese. En cuanto lleguemos a la suite, le
recomiendo descansar en la habitación que yo me las arreglaré en algún sillón o sofá.
Robbie Shott y compañía irrumpieron al hotel como una ruidosa comitiva, ya sea por la ropa
ostentosa que llevaba o la forma de hablar impetuosa con la que el millonario se manejaba.
Quienes ocupaban la recepción giraron las cabezas para contemplarlos.
—Robbie, no entiendo por qué venimos de nuevo a un hotel. ¿Qué tenía de malo la casa que
alquilamos? —preguntó Miranda.
—Mi amor, era muy fría y los sirvientes muy torpes. Creo que voy a despedir a mi
representante por contratar a semejante grupo de inútiles, este hotel nos vendrá mejor. Y
tendremos la casa para el festejo de Año Nuevo, cuando Henry vuelva de Holanda haremos un
festejo de película, ya verás.
La pareja charlaba entre sí, seguida de cerca por los guardaespaldas y amigos incluidos,
mientras se dirigía en dirección a los ascensores.
—Como gustes, ya no te digo nada, siempre hacés todo a tu antojo —agregó Miranda. Conocía
muy bien a su novio para objetar algo, además le daba lo mismo una casa que un hotel.
Robbie empezó a correr.
—Se nos está yendo el ascensor. Rápido, Miranda. ¡Y ustedes podrían apresurar un poco el
paso, tarados! —ladró a su gente.
Al verlos, Chelsy se quedó de piedra. Ella también estaba esperando el ascensor, junto a
Byron, para subir a la suite que ocuparían. El millonario tampoco pudo disimular la sorpresa,
Miranda se puso seria de repente.
—Qué linda sorpresa. Podríamos arreglar un día para tomar el té —ironizó la Owen-Keller
con una sonrisa.
A Shott no le hizo gracia aquel sarcasmo, y muy serio, la señaló.
—¿Viniste a arruinarle la vida a mi amigo? Te aseguro que no voy a permitírtelo, Patsy.
—Hipócrita —dijo Miranda a la rubia sin poder contenerse.
—Vine a recuperar a mi novio, y ustedes no van a impedírmelo. Y me llamo Chelsy.
—Será Adriana quien te lo impedirá.
Chelsy se largó a reír. Por detrás de su cabeza, se asomó Byron con cara de circunstancia. Aún
no entendía qué hacía allí; Shott y su gente, menos.
—Querido Robbie, esa salvaje no me amedrenta en lo más mínimo —contestó Chelsy mirando
al millonario con altanería—. ¿Ahora nos permiten llegar a nuestra suite? Fue un gusto
encontrarme con todos ustedes, pero necesito descansar. Con su permiso, ya nos veremos en otra
oportunidad para charlar. ¡Apriete el botón de subir que quiero ir a mi habitación! —indicó
después al botones. Con una sonrisa de satisfacción y un ademán de burla a modo de saludo, dejó
que la puerta del ascensor se cerrara en la cara de Robbie y de su novia.
—¿Ya llegó? —preguntó Henry.
—Sí, amigo. La encontramos recién en los ascensores de la entrada. Esa mujer no tiene
límites. ¿Puedes creer que también trajo al chofer? —Robbie no pudo aguantarse, y ni bien puso
un pie en su habitación, llamó a su amigo.
—Pobre tipo, no te la agarres con él. Byron no tiene la culpa, debe estar hechizado por Chelsy.
—Embrujado seguro, porque esa tipa habrá venido desde Londres en escoba. No habrá hecho
falta que tome el ferry o un avión porque es una bruja. —Robbie lanzó una carcajada por su
propia ocurrencia. Al percibir silencio desde el otro lado de la línea, dijo—:
Perdón, Hen, hace
rato que no vivo una situación tan bizarra y me hizo gracia.
—A mí también se me antoja ridículo todo esto, aunque lamento no tomármelo con tanto
humor. Mañana volveremos a Suiza.
—No te digo de pasar por el hotel donde me hospedo porque tal vez tengas la mala suerte de
encontrarte con Betsy.
—Habrás querido decir con Chelsy.
—Bueno, esa.
Ficha Técnica
Título: Un final feliz para Adriana
Autores: María José Avendaño
Serie: II de Bilogía Rebelde y real
Editorial: Penguin Random House Grupo Editorial España
Fecha: 23 abr 2020
Tamaño: 1.97MB
Idiomas: Español
Literatura: Libros de amor
Páginas: 234
Isbn: 9027183432782
Formato: epub y pdf
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