Ficha
Título: Yo también paso de ti
Autores: Ariadna Baker
Editorial: Acantilado
Fecha: 07 ene 2020
Tamaño: 0.80MB
Idiomas: Español
Literatura: Libros de amor
Páginas: 245
Formato de la descarga: epub y pdf
Sinopsis
Lo que menos podía imaginar Mikaela es que en la celebración de su cumpleaños estuviera Alessandro, el que había sido su amor platónico durante los últimos siete años y del que tuvo que apartarse al ver que sus sentimientos no eran correspondidos.
Sin embargo, ahora todo parecía haber cambiado. Alessandro manifestaba una fortísima atracción por ella que hacía nuevamente revolotear las mariposas en el estómago de Mikaela. Ambos jóvenes comienzan una relación que pronto se ve truncada por la aparición de una tercera persona en discordia.
¿Podrán salvar tal escollo? ¿Sellarán un amor indestructible? ¿La pasión moverá montañas?
Leer el primer capítulo:
—Buenos días, yaya —la comí a besos.
—Buenos día, mi niña, ya tengo el desayuno preparado para irnos a la terraza —me hizo un
guiño y la ayudé a llevar las cosas —Tu padre se fue bien temprano.
—Como la mayoría de los días —reí.
Nos sentamos a ver la tele y ese día comenzó la cosa calentita. Flavio sonriente dijo que tenía
que dar una noticia de alguien del plató, lo que no sabía era que me iba a hacer tanto daño.
—Tengo unas fotos de alguien de aquí. Son de anoche pasándolo muy bien con una modelo muy
conocida —dijo Flavio y la cara de Alessandro se desencajó por completo.
En ese momento ocupó toda la pantalla su foto llevando por la cintura a la modelo Helen
Manson, entrando en un restaurante. Me quise morir, la primera en hablar fue la yaya.
—Qué cabrón —negaba enfadada con la cabeza.
—Lo sabía yo —sentía rabia y dolor.
Alessandro no tardó en hablar.
—Es una amiga, en esas imágenes no hay más nada allá de eso —dijo enfadado.
—Hay otra foto más dándoos un beso en el coche, en la puerta de su casa —respondió
sonriente Flavio y la fotografía apareció en la pantalla.
—No pienso explicar cómo me despido de mis amigas —soltó enfadado Alessandro y apagué
la tele.
Miré a la yaya alucinando.
—Para mí está muerto y enterrado, me da asco.
—No te quiero ver sufrir, no se lo merece Mikaela y mira que yo lo creí.
—Yo no, sabía que tenía que pasar de él y gilipollas de mí voy y me acuesto con él —solté sin
pensar que la yaya aún no lo sabía.
—Pues piensa que eso que te llevas —dijo ante mi asombro —Pero ni verlo más. Si te llama,
lo mandas a la mierda.
—Tenlo claro, muy claro.
Llamé por teléfono a Georgina y ya se había enterado de la noticia. Le pedí irnos el fin de
semana por ahí.
—Por supuesto que nos vamos, busca un lugar sea donde sea.
—Vale, lo necesito, no quiero quedarme aquí.
—Es un cerdo, vaya decepción.
—Pues imagina yo. Me he quedado a cuadros —mi tono era pura tristeza.
—No te preocupes, a cada cerdo le llega su San Martín y a este le va a llegar y bien.
La yaya me miraba preocupada. Colgué el teléfono y le dije que tranquila, que esta vez no me
iba a afectar como antes. Al menos iba a intentar que así fuera.Me fui a la habitación con rabia, cualquiera se ponía a escribir con ese estado de ánimo.
Me eché a llorar, no lo pude evitar. Aquellas imágenes habían destrozado las pocas ilusiones
que tenía con Alessandro. La culpa era mía por, en cierto modo, haber caído en sus garras.
El día lo pasé triste. La yaya me subió la comida, ni ganas de bajar tenía.
Por la noche recibí un mensaje de Alessandro. Él sabía que yo lo había visto o me lo habían
dicho, la noticia se había extendido como la pólvora.
Alessandro: Buenas noches. Me gustaría explicarte todo.
Le respondí lo que me salió del alma.
Yo: Mira, no me tienes que explicar nada, pero te voy a pedir un favor. Déjame en paz y no me
vuelvas a hablar en tu puta vida.
Apagué el móvil de la rabia que me entró y me quedé a oscuras en la cama. Necesitaba dormir,
eso era lo que necesitaba, desconectar y olvidarme del puñetero Alessandro.
Por la mañana llevaba una tristeza que hasta la yaya se quedó asombrada y me puso el
desayuno en la cocina, sin encender la tele para nada.
Cogí el mando y la encendí, para matarme, pero le dije a la yaya que me dejara, quería saber
más.
Y vaya sorpresa….
Habían pillado en la calle a la modelo y a la pregunta de qué tenía que decir de las imágenes,
mi sorpresa fue más grande.
—Como dijo Alessandro solo somos amigos, nos estamos conociendo, hay conexión y el
tiempo dirá.
La cara de Alessandro era de no saber dónde meterse.
—Tengo que decir que es lo que dije. Somos amigos, ahora nos estamos conociendo más, pero
eso no significa que haya algo entre nosotros a lo que poner etiqueta —dijo de forma sofocada.
—Claro, te vas besando con todas tus amigas, hasta que las conoces interiormente ¿no es así?
—preguntó Flavio con segundas.
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